La Habitación Roja en Ochoymedio

El 5 de Marzo llegaban los chicos de La Habitación Roja a la Sala But para presentar en Madrid su nuevo trabajo ‘La moneda en el aire’. Y lo cierto es que el lugar, de antemano, parecía el apropiado para un grupo como el de los valencianos. Un recinto pequeño que se ha convertido en el último lustro en uno de los puntos de referencia del indie comercial gracias a los conciertos y sus sesiones del Ochoymedio, con Dj Sets de lo más variados en torno a lo más demandado de esa otra lista de ventas paralela a la oficial. Así que esperábamos una noche corta y con un repertorio centrado en mostrar las nuevas canciones.

‘La moneda en el aire’ habla de la muerte. O al menos de la pérdida en el paso del tiempo. Desde el primer segundo, desde el primer corte que lleva por título el del disco. Menos épico y más pop, mira al pasado, ‘De cine’, con un regusto de nostalgia feliz. Pero la ‘Moneda en el aire’ además tiene algo de aquellos maravillosos ‘Nuevos tiempos’ o ‘Cuando ya no queda nada’. Cuando no sonaban tan pulidos, tan perfectos y Jorge desafinaba en aquellas letras imposibles de rimar que ilustraban la protesta e invitaban a participar de una conciencia social tan relevante hoy y que ya se intuía por entonces.

Pero a pesar de tanta tristeza y lacrimosidad, en directo suenan alegres, esperanzadores, trepidantes, perfectos. Porque La Habitación Roja son sinónimo de profesionalidad y cercanía. Parecen tus amigos, esos que tienen una banda, a los que vas a ver tocar cada fin de semana. Pero sin perder la mesura. Y eso dice mucho de unos señores plantados ya en la cuarentena, creadores prolijos donde los haya, en ediciones, en nuevas canciones, así lo indican sus diez discos y unos 17 ep’s o singles en década y media, que renuevan por completo, años tras año, el repertorio en un acto de coherencia entre edad y argumento sin perder un ápice de frescura, de originalidad y de empatía con un público que se ha hecho adulto junto a ellos, y demostrando además que, desde la sencillez y sin grandes alharacas, sonando de forma impecable y haciéndote cómplice de su ideal se puede trasladar a la gente la más tenaz de las intensidades.

Hoy, La Habitación Roja, me gustán más que ayer.

Love of Lesbian en La Riviera

Introducción

21 de Marzo de 2014. Madrid. La capital de España se colapsaba debido a dos acontencimientos masivos. El primero tenía lugar en la legendaria Plaza de Toros de Las Ventas. Allí, el nuevo rey de la bachata, Romeo Santos, sucesor de insignes labriegos del compás como José Manuel Calderón o Anthony Santos (al que Romeo debe el apellido), congregaba a un buen número de gentes diversas en torno a uno de los ritmos centroamercianos por excelencia y más en boga en la última década como si de un Héctor Lavoe, creador de la salsa, se tratase. Mientras, en el extremo suroeste de la ciudad, en otro lugar legendario como es la Sala La Riviera, Love of Lesbian colgaban el sold out en la segunda noche consecutiva de las tres con las que el público madrileño agasajó a los catalanes. Y para allá que nos fuimos, cámara al hombro, pluma en mano y oídos y ojos bien abiertos, La Loca y yo.

Una de mis premisas es no hablar sobre algo que no me gusta. Ya sabéis, aquello de la indiferencia. Pero uno debe ser sincero consigo mismo y si en su momento conté las beldades de Love of Lesbian elevándolos al altar del pop como mejor grupo de masas de la escena patria, también debo exponer el desencanto y la decepción.

2012 ‘La noche eterna, los días no vividos’

Corría septiembre del año 2012 y Love of Lesbian estrenaban ‘La noche eterna. Los días no vividos’, album verborréico que prometía continuar con cierta lírica, pero fundido en lo que en aquel momento estaba poniéndose de moda, los sonidos dance o electrónicos con el objetivo de convertir finalmente los directos en multitudinarias pistas de baile.

Pero la experiencia no resultó. Al menos durante aquel concierto gratuito en las fiestas de IMG_3955Móstoles de ese mismo año 2012. Un experimento traducido en un cambio de repertorio de 180 grados entre lo que vivimos esa noche y lo vivido unos meses antes en el Día de la Música o en el Arenal Sound.

Los fans salimos con el gesto torcido, determinando que lo mejor de aquella velada fue el coste de la misma, cero euros.

2013 Dcode

Un año después, en Septiembre de 2013, regresaban a Madrid para triunfar con su nuevo modelo en el Dcode.

Las primeras horas de la tarde parecían intempestivas para un grupo de su categoría, eso es cierto, pero allí pudimos asistir al decaimiento del mito.

Santi Balmes parecía ahogado en sus palabras. Agotado. Y todo se entregó al estribillo cerveceril del momento para regusto de los borrachos asistentes. La conclusión: la sospecha de que el modelo Love of Lesbian se había desgastado hasta difuminarse.

2014 Sala La Riviera

Love of Lesbian se han rendido a la autocomplacencia. Ese sería el titular de la noche.

Con un líder venido a menos, al que ni siquiera se le entiende cuando habla y que ha dejado la complicidad a un lado para auparse en la inmodestia y el lucimiento personal como un protagonista que balbucea y que cede gran parte del show a un público, que podríamos calificar como nuevo, que épicamente bate sus palmas al son de canciones de anuncios cerveceriles en una ceremonia de infinita ingenuidad sin más criterio que ir soltando temas al son de la euforia de ese mismo público nuevo y donde ni siquiera el totémico y mesiánico ‘Club de fans de John Boy’ suena creíble perdido dentro de un repertorio deslavazado, del que han desaparecido temas míticas de discos ilustres que les convirtieron en el grupo pop más importante.

Los chistes no se entienden. Las bromas ya no hacen ni puta gracia. Las parodias parecen absurdas y pueriles.

P1020463Y es que me da la sensación que estos señores ya no se creen lo que nos cuentan. Y que lo que cuentan lo hacen con desgana. Tanta gira encadenada durante años puede llevar a la saturación estética. A salir del paso con una propuesta arriesgada pero poco efectiva y carente de sentido común.

A mí no me transmitieron nada. Sólo la fugaz aparición de Coque Malla en el escenario me levantó algo el ánimo. Así que opté por cogerme un pedo de los guapos a base de minis de cerveza de a nueve euros la unidad y luego echarme unas bachatas con los amigos que salieron de Las Ventas.

Yo recomendaría a Love of Lesbian un buen descanso, antes de convertirse en un burdo recuerdo de sí mismos.

Scorpions en Vistalegre

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Mi amigo Rafa opina que ‘hay sitios en los que uno tiene que estar’. Yo suscribo esa misma teoría y no sólo P1010472eso, sostengo que es mucho mejor vivirlo a que te lo cuenten. Podéis pensar que aquello de acumular experiencias es un hecho fútil y hueco, pues no en vano el final de todo esto es el mismo para todos, pero creo que uno tiene que ser protagonista de todas aquellas experiencias posibles de la vida, de las buenas y de las malas, mientras deambula por aquí.

Así que mi amigo Rafa y unos cuantos aberraos más nos fuimos al Palacio de Vistalegre de Madrid con el fin de ser protagonistas en un hecho insólito.

Scorpions, una de la bandas hard rock más conocidas por el público en general, petaron por dos días P1020043Vistalegre con su Gira de Despedida. Cincuenta años de rock y de las baladas más representativas y escuchadas se subían al escenario frente a un público entregado desde antes de que Klaus Meine y los suyos surgiesen de la oscuridad.

Un concierto para la épica y la memoria, para la nostalgia, para recordar un pasado no tan lejano, cuando aún no teníamos casi todo al alcance de la mano, y del que todos hemos sido partícipes.

P1010559Demasiados solos de batería, demasiado postureo senil (me resulta confuso ver a tipos en edad de jubilarse con una actitud tan adolescente), pero al fin y al cabo, hicieron lo que el público esperaba de ellos, sacar hit tras hit sin solución de continuidad. Profesionalidad y visión de juego para el show. Y es que el asunto de la noche no era asistir a una perfecta audición musical, aunque habría que reprocharles a los alemanes que 55€ por estar en el gallinero merecen una acústica más acertada a la que sufrimos, sino ver a un grupo mítico, protagonistas de leyendas como aquel ‘Tokyo Tapes’ del 78, y disfrutar de la banda sonora de una época, en mi caso adolescente, replicando todos los temas a pesar de que a veces sólo se intuyeran.

P1010912Tocaron todos los éxitos, comenzando por un fenomenal ‘Send me an Angel’, aquellos que recuerdo adolescente escuchar en mi habitación de un disco pirata grabado por Ángel, el conserje de la casa de mis padres, que tanto influyó en aquellas fechas en mi relación con la música en la actualidad.

Y cerraron la noche de melancolía y huracán encadenando todo lo gordo, lo mejor de la cita, para delirio del respetable: ‘Wind of Changes’, ‘Still loving you’ y ‘Rock you like a hurricane’. Veinte minutos finales que bien valen los 55€ de entrada más los 9€ por mini que aderezaron la velada.

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