Folclore del Rascacielos

El Genio Equivocado edita el cuarto disco de Algora, de título revelador Folclore del Rascacielos, grabado junto a David Carratalá y Raúl Querido y producido por José Luis Macías.

En este caso parece que Algora reivindica en cierta forma al cantautor clásico y lo evoluciona hacia un pop sintetizado para establecer la figura del cantautor contemporáneo. Construye melodías con sintes lumínicos, y deja de lado los lugares comunes con una lírica preciosa, sin tópico ni lodazal cursi, porque la renueva al crear nuevas metáforas a base de una imaginería pop propia y un lenguaje nuevo y personal.

Folclore del Rascacielos es un trabajo verosímil donde Algora pone sus referencias culturales pop y coetáneas al servicio de un aire de angustia, de tristeza plomiza y de soledad. La llamada actualidad, propia de la temática del cantautor, conversa delicadamente con un sonido compacto, moderno y alegre (<<la biología lo impide>>).

Los ojos de Pablo o Europa y el bosque enamorado son canciones deliciosas y lúcidas, muestras del talento natural de Algora. El Escalador es una balada tecno líricamente perfecta, empastada sin fisuras a las bases rítmicas que la hacen fluir. Y Dioses y Hombres es un temazo de estribillo brillante, nunca se han escrito cuatro versos tan bellos, tan originales, tan adentro de lo que Algora nos quiere decir.

El talento de Algora no se agota. En el Folclore del Rascacielos sublima la perfección dentro de un caos amable. No se puede decir que ninguno de los once temas vengan de relleno. Es el puto disco otra vez.

En La Espiral

Creo que voy a dejarme de lugares comunes para escribir sobre el nuevo disco de Lori Meyers. A todos se nos da de miedo eso de biografiar para nada, enumerar discos, años e influencias, para contar palabras y que luego te paguen el artículo. Además, no sería consecuente para describir este En La Espiral.

Porque En La Espiral está repleto de lugares comunes Lori Meyers, si es que a uno le ha dado la gana de seguirlos desde que se presentasen en la escena como los sucesores de Los Planetas. Y gracias. Menos mal que no lo fueron, no lo han sido y no tiene pinta de que lo serán.

Lori Meyers son los Supertramp españoles. Y no me avergüenzo de escribirlo y difundirlo en las conversaciones con los amigos. Se han convertido en el grupo mainstream que mejor toca en eso del negocio de la música. Ya sea en el festival de tu pueblo que en el festival en el que telonean, por turno cercano, a los mismísimos The Who.

Y que mejores temas hacen. Porque es cierto que han perdido inconsciencia y también ingenuidad, sin embargo han sabido hacerse con la medida justa entre técnica y naturalidad.

En La Espiral es una sucesión de temas dignísima a Cuando El Destino Nos Alcance e Impronta. El conjunto demuestra que Lori Meyers han sabido hacerse una voz propia en esto del pop roncarolero para hípsters de festival pero que además han sabido usar en sus letras argumentos, en casos superficiales, a cerca de lo que a todos nos concurre. Y todo con la naturalidad de hacerlo casi sin querer, de evolucionar a Los Brincos hacia un sonido adecuado a la contemporaneidad.

Hay baladas como Océanos que nos recuerdan muy de lejos a reminiscencias de Triana. O Todo lo que dicen de ti, músculo. Y hitazos para entrar en carnes o ir cerrando conciertos como Evolución y Siempre Brilla el Sol. Y sonidos personales que abren y cierran el disco, Vértigo I y Vértigo II, que se aventuran hacia universos distintos que, de momento, no les sientan tan bien.

Espíritu Olímpico/Islamabad

Lo primero que escucho al oír Espíritu Olímpico es una versión de The Cure que languidece poco a poco mientras se riman lo versos de a siete. Y no es que no mole el sonido, que mola, sino que me parece que lo que a mi me ha dejado de molar es esa intención de convertir los lugares comunes en algo referido al arte.

Esos lugares comunes, esa mezcolanza de referentes universales que uno trata de soliviantar cuando se enfrenta a su propia obra para hacer su propia obra universal parece que es lo que ha devenido Los Planetas. Hijos de Sonic Youth, luego de The Flaming Lips, luego de Morente y ahora de The Cure e incluso de eso que se puso de moda allá con Portishead y que llaman trap cuando se enfrentan al tercer sencillo, titulado Islamabad, de su nuevo disco.

En cualquier caso, tres buenos cortes, Voy a por tabaco quizá el más flojo, que se hacen grandes cuando dejan de rimarse los amores y la lírica lisérgica se impone a la épica sónica.