No somos un grupo de chicas, somos un grupo de punk dicen Troika en Etiquetas. Y de esta manera dejan bastante claro, con este temazo, una afirmación que leída hoy debería parecernos hecha hace sesenta años. Pero no es así.
El underground maneja un lenguaje distinto al que se utiliza como algo convencional en la superficie. Un lenguaje que no es moderno, que es contemporáneo; una forma de hacer y decir las cosas que debería poblar los discursos tan manidos de una generación que esperamos algo más de la vida pero que nos hemos conformado con esperarlo detrás de una pantalla. Y Troika son un exponente de esa nueva manera de decir las cosas.
Con su punk bruto, pegan una buena dentellada al stablishment exponiendo una cotidianidad arrolladora envuelta de naturalidad y músculo.
Siete cortes salvajes con delicias como Etiquetas, Atrapada o Periodista enemigo. Y detrás de todo eso una realidad. Troika no es un grupo de chicas, es un grupo punk. Ya lo dicen ellas, y así debería ser.